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Terapia individual en infancia y adolescencia
Abordamos las diferencias en el neurodesarrollo mediante metodologías y estrategias con respaldo científico, en las cuales contamos con las distintas certificaciones.
Nuestro objetivo es proporcionar a niños y adolescentes las herramientas necesarias para regular sus conductas y emociones, potenciar sus capacidades y favorecer su bienestar. De esta manera, impulsamos una mejor calidad de vida y facilitamos su inclusión en los distintos contextos en los que se desenvuelven.
TRASTORNO DEL ESPECTRO DEL AUTISMO (TEA)
El TEA se considera una condición del neurodesarrollo donde la persona entiende y procesa la información de una manera diferente a la esperada según su nivel de edad y desarrollo. En nuestra sociedad esto implica una serie de retos relacionadas con dos áreas:
- Dificultades socio-comunicativas con una forma y contenido del lenguaje peculiar y con dificultades para entender el lenguaje verbal y no verbal de los demás que dificulta comprender sus intenciones y emociones.
- Conductas rígidas, repetitivas y/o estereotipadas que les hace tener un pensamiento más rígido, intereses y pasiones restringidos y presentan dificultades delante de cambios.
También se pueden presentar otras conductas relacionadas con problemas en la integración sensorial, dificultades en la atención, problemas gastrointestinales, trastornos del sueño, ansiedad o depresión.
Según el centro de control de enfermedades de EE. UU. (CDC), el autismo afecta hoy en día a 1 de cada 54 niños de los Estados Unidos.
El termino espectro indica que abarca una amplia gama de dificultades y fortalezas que hacen único al individuo. Nos encontramos con personas que serán totalmente autónomas o que van a necesitar apoyos para realizar las tareas de la vida cotidiana.
Los signos de autismo aparecen generalmente a los 2 o 3 años. Algunos signos pueden aparecer antes, pudiendo indicar la probabilidad de tener TEA a partir de los 12-18 meses.
La investigación demuestra que la intervención temprana conlleva resultados positivos en su adaptación psicosocial y en la mejora de su calidad de vida.
Factores de riesgo en los trastornos del neurodesarrollo:
La mayoría de los trastornos o dificultades en el neurodesarrollo no pueden diagnosticarse como tal hasta como mínimo los 3 años (difiere la edad en función del trastorno). Sabemos gracias a diferentes estudios que hay señales y signos que indican una mayor probabilidad de tener un trastorno como TEA o TDAH a edades muy tempranas y estos se pueden identificar antes de la edad de diagnóstico gracias a test screening y a la información y formación de los especialistas que antes observan a los bebes como pediatras o profesores.
Está demostrado científicamente que cuando antes se inicie una intervención de calidad, mejor es el cambio y la adaptación del niño o niña a su entorno, teniendo así una mejor calidad de vida.
Por eso es tan importante estar atentos a las señales de alarma que presentan los niños y niñas cuando son pequeños e intervenir cuanto antes en las áreas afectadas para proporcionar las estrategias y recursos necesarios para su mejora.
TRASTORNO DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH)
El TDA (con o sin hiperactividad) se considera una condición del neurodesarrollo en el que se presentan conductas de inatención (dificultad para concentrarse, en organizar tareas, mantener la atención en tareas o actividades…) y de hiperactividad/impulsividad (moverse constantemente, necesidad de levantarse, correr en situaciones inadecuadas, dificultad en esperar el turno, hablar en exceso…) y estas conductas interfieren en el funcionamiento social, escolar y familiar del niño o niña.
El TDAH es el trastorno del neurodesarrollo con una prevalencia más alta.
Estas dificultades, si no son tratadas durante la infancia, pueden conllevar problemas más graves durante la adolescencia como abuso de substancias, depresión, ansiedad o conductas de riesgo.
Hay tres tipos diferentes de TDAH, según los síntomas que predominan en la persona:
- Presentación con predominio inatención:
Dificultades en organizarse o terminar una tarea, prestar atención a los detalles o seguir instrucciones o conversaciones.
- Presentación con predominio de hiperactividad/impulsividad:
La persona se mueve nerviosamente y habla mucho. Le resulta difícil quedarse sentada quieta durante mucho tiempo. Los niños más pequeños pueden correr, saltar o trepar constantemente. La persona se siente inquieta y tiene problemas con la impulsividad. Interrumpe constantemente durante conversaciones o tareas que realizan los demás, agarrar cosas que les pertenecen a otros y tiene dificultades para esperar su turno o escuchar instrucciones. Una persona con impulsividad puede tener más accidentes y lesiones que los demás.
- Presentación combinada:
Los síntomas de los dos tipos anteriores están igualmente presentes en la persona.
Dado que los síntomas pueden cambiar con el paso del tiempo, la presentación también puede cambiar con el tiempo, siendo más prevalentes los síntomas de hiperactividad en la infancia y de inatención en la edad adulta.
Con las pautas y estrategias adecuadas, las personas con esta condición son capaces de llevar una vida satisfactoria y obtener éxito en distintos ámbitos en su día a día.
PROBLEMAS DE CONDUCTA Y DE CONTROL DE IMPULSOS
Los trastornos de conducta son una condición del neurodesarrollo caracterizada por la presencia de comportamientos disruptivos y dificultades en la gestión emocional. Estas manifestaciones suponen un reto significativo tanto para el bienestar de la persona como para sus familiares y referentes cercanos.
Se expresan habitualmente a través de conductas desafiantes, impulsivas o explosivas, dirigidas hacia los demás o hacia uno mismo. Asimismo, pueden incluir comportamientos de riesgo que afectan negativamente las relaciones sociales y la inclusión en los diferentes contextos de convivencia, repercutiendo de forma directa en la calidad de vida.
Con frecuencia, estas dificultades conductuales se presentan asociadas al TDAH, especialmente cuando los desafíos cotidianos no se han abordado adecuadamente. Esto puede generar un malestar emocional que intensifica la aparición de conductas disruptivas.
Entre los diagnósticos más comunes se encuentran el Trastorno Negativista Desafiante y el Trastorno de Conducta, siendo este último el que presenta una sintomatología más grave en comparación con el primero.
Estos comportamientos representan solo la punta del iceberg: lo visible son las conductas más llamativas y preocupantes, pero detrás se esconden importantes limitaciones en la expresión emocional y en la autorregulación. Estas dificultades deben abordarse desde la comprensión, el reconocimiento de las diferencias individuales y en un marco de seguridad relacional. Solo así es posible favorecer la resiliencia y promover relaciones más satisfactorias y seguras.
PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN
Los trastornos de la comunicación son una condición del neurodesarrollo donde se presenta un déficit en el uso y/o comprensión del lenguaje hablado y que afecta a la morfología, la sintaxis, la semántica o la pragmática del lenguaje.
Estos trastornos afectan la manera en que las personas utilizan y procesan el lenguaje. Son dificultades que no tienen que ver con la inteligencia, siendo niños que presentan un buen nivel cognitivo. A menudo, también pueden presentarse junto con trastornos emocionales (depresión o ansiedad) y/o conductuales (TDAH) y esto afecta al rendimiento académico y social del niño.
Encontramos distintos trastornos de la comunicación en función de la función del lenguaje o el habla que este afectada:
- Trastorno especifico del lenguaje (TEL):
Incluye alteraciones en uno en varios componentes del lenguaje (de comprensión o de expresión), en los aspectos léxicos, fonológicos, morfosintácticos y/o en el uso comunicativo del lenguaje. El retraso debe ser de al menos dos años y afecta a su adaptación social, escolar y/o familiar.
- Trastorno fonológico:
Se refiere a las dislalias o pronunciación anómala de las palabras sin que se encuentren anomalías médicas que lo justifiquen. Encontramos las orgánicas (causa médica que la explica) o funcionales (sin que exista causa medica).
- Trastorno de la fluidez (tartamudeo) de inicio en la infancia:
Es el trastorno de la fluidez normal y estructuración temporal del habla, en forma de frecuentes repeticiones o prolongaciones de sonidos o sílabas y otras alteraciones de la fluidez. Se acusa más cuando la comunicación está sujeta a algún tipo de presión.
- Trastorno de la comunicación social (pragmática):
Se caracteriza por una dificultad primaria con la pragmática o el uso social del lenguaje y la comunicación manifestado en forma de deficiencias en la comprensión, seguimiento de las reglas sociales de comunicación verbal y no verbal en contextos naturales, de las normas de conversación y narración.
Estas dificultades afectan a la calidad de vida social, laboral, escolar o familiar de la persona.
TRASTORNOS DEL APRENDIZAJE
Es una condición donde las personas presentan dificultades en el aprendizaje y utilización de las aptitudes académicas como la lectura de palabras lenta y con esfuerzos, dificultad en la comprensión de la lectura, presentar michos errores ortográficos, dificultad para la expresión escrita cometiendo múltiples errores gramaticales, dificultades en el cálculo y datos numéricos y dificultades en el razonamiento matemático.
Las aptitudes afectadas, que se presentan en personas con un buen coeficiente intelectual, están por debajo de lo esperado para la edad cronológica del individuo y afectan significativamente en el rendimiento académico, social y/o laboral. A menudo coexisten con problemas de conducta, de estado de ánimo y/o de ansiedad. Afectan a entre el 5% y el 15% de la población y son una de las causas más frecuentes de fracaso escolar.
Se debe especificar si las dificultades son en:
- Lectura (dislexia):
Es la dificultad para adquirir la lectura de palabras, tener una buena velocidad, fluidez y comprensión lectora.
- Expresión escrita:
Es la dificultad para la corrección ortográfica, gramática, de puntuación y de organización de la expresión escrita.
- Matemática (discalculia):
Dificultad permanente para aprender o comprender los conceptos numéricos y de razonamiento matemático.
Cuando se da una detección temprana e intervención especial apropiada, la mayoría de los niños y adolescentes pueden superar o aprender a compensar los problemas escolares que se hayan podido presentar.
GESTIÓN EMOCIONAL Y DE AUTOESTIMA
La gestión emocional en la infancia y la adolescencia se trabaja como un proceso fundamental para favorecer el desarrollo saludable de los niños y jóvenes, ayudándoles a reconocer, comprender y regular sus emociones, al tiempo que fortalecen su autoestima y sus relaciones con los demás.
El primer paso consiste en la identificación y comprensión de las emociones. A los más pequeños se les enseña a reconocer y poner nombre a lo que sienten —alegría, tristeza, miedo, enojo o sorpresa— entendiendo que todas las emociones son válidas, aunque no siempre lo son las conductas que se derivan de ellas. Para lograrlo, se emplean recursos como cuentos, juegos, tarjetas de emociones o diarios emocionales, que facilitan la conexión entre la experiencia interna y su expresión verbal.
Una vez reconocidas, se fomenta la expresión adecuada de las emociones. Los niños y adolescentes aprenden a comunicar lo que sienten de manera respetuosa, utilizando estrategias como los mensajes en primera persona (“me siento…”), evitando recurrir a la agresión o a la represión emocional, la cual puede derivar en ansiedad o problemas de conducta.
Posteriormente, se trabaja la regulación emocional, es decir, el manejo de la intensidad con la que se experimentan ciertas emociones. Aquí se incluyen técnicas de respiración, relajación y mindfulness, así como el entrenamiento en tolerancia a la frustración, que resulta clave para aprender a calmarse tras un enojo o sobrellevar situaciones difíciles.
La gestión emocional también implica fortalecer el autoconcepto y la autoestima. En la infancia y adolescencia es esencial fomentar una visión positiva y realista de sí mismos, valorando sus fortalezas y logros, y evitando comparaciones destructivas que puedan afectar su seguridad personal.
De igual forma, se busca la prevención de problemas emocionales mediante la detección temprana de señales de dificultad, como la ira descontrolada, la tristeza persistente o la ansiedad excesiva. Una intervención oportuna puede prevenir la aparición de trastornos más graves, entre ellos depresión, ansiedad o conductas de riesgo en la adolescencia.
Es importante destacar que las estrategias varían según la etapa del desarrollo. En la infancia, se utilizan principalmente recursos lúdicos como el juego, los cuentos, las dinámicas grupales y el material visual, con especial énfasis en nombrar emociones, autorregularse de manera básica y aprender a compartir. En la adolescencia, en cambio, se abordan experiencias emocionales más complejas, como la vivencia de emociones mixtas o contradictorias. Aquí, el trabajo se centra en fortalecer la autoestima, la construcción de la identidad, el manejo de la presión de los pares y la toma de decisiones responsables, así como en estrategias para afrontar el estrés.
PROBLEMAS DE CONDUCTA ALIMENTARIA
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son alteraciones psicológicas graves que afectan la manera en que una persona percibe, siente y actúa respecto a la comida, el peso corporal y la imagen física. No se reducen a simples problemas de alimentación, sino que constituyen trastornos complejos que comprometen tanto la salud física como el equilibrio emocional. Entre sus principales características se encuentran la preocupación excesiva por el peso y la figura, la presencia de conductas alimentarias inadecuadas como la restricción, los atracones o las purgas, y la distorsión de la imagen corporal, lo que conlleva consecuencias médicas severas, tales como desnutrición, alteraciones hormonales, problemas óseos y cardiovasculares.
Dentro de los TCA más frecuentes se encuentra la anorexia nerviosa, caracterizada por una restricción extrema de la ingesta de alimentos, un miedo intenso a ganar peso y una distorsión marcada de la imagen corporal, que puede derivar en un bajo peso extremo y complicaciones de gravedad vital. También destaca la bulimia nerviosa, en la cual se producen episodios recurrentes de atracones seguidos de conductas compensatorias, como vómitos, uso de laxantes o ejercicio excesivo. En estos casos, el peso suele mantenerse en valores normales o presentar fluctuaciones, aunque las consecuencias incluyen daño dental, alteraciones digestivas y desequilibrios electrolíticos. Otro de los trastornos más comunes es el trastorno por atracón, que se manifiesta en la ingesta excesiva de alimentos sin conductas compensatorias posteriores, lo que a menudo genera sentimientos de culpa, vergüenza y, en muchos casos, sobrepeso u obesidad.
Existen además otros tipos de TCA, como la pica, que implica el consumo de sustancias no comestibles, el trastorno de rumiación, caracterizado por la regurgitación repetida de alimentos, y el ARFID (trastorno de evitación o restricción de la ingesta), en el que se rechazan determinados alimentos por su textura, olor o por miedo, sin que esto guarde relación con el peso o la figura. En este caso, es importante valorar condiciones del neurodesarrollo que pueden estar implicadas como el caso de las dificultades sensoriales.
Los factores de riesgo que predisponen al desarrollo de un TCA son diversos y abarcan aspectos biológicos, psicológicos, socioculturales y familiares. Entre ellos se incluyen la predisposición genética y las alteraciones neuroquímicas, la baja autoestima, el perfeccionismo, la ansiedad y la depresión, así como la presión social hacia la delgadez, la influencia de las redes sociales y los estereotipos de belleza. En el ámbito familiar, los conflictos, los comentarios negativos sobre el cuerpo y la falta de apoyo emocional pueden favorecer su aparición y mantenimiento.
DIFICULTADES PARA RELACIONARSE Y EN HABILIDADES SOCIALES
A muchos niños o adolescentes se les hace complicado interactuar con los demás de forma adecuada o sentirse cómodos en sus relaciones.
Estas dificultades pueden verse reflejadas en diferentes formas, por ejemplo:
- Timidez excesiva o miedo a hablar con otros.
- Aislamiento o dificultad para hacer y mantener amistades.
- Problemas para expresar lo que sienten o piensan.
- Responder con agresividad, discusiones o conflictos frecuentes.
- No saber ponerse en el lugar de los demás o reconocer sus emociones.
- Dificultad para trabajar en equipo, compartir o cooperar.
Cuando estas situaciones se repiten, los niños y adolescentes pueden sentirse inseguros, rechazados o frustrados, lo que afecta a su autoestima y a su desarrollo personal.
En CIAN, trabajamos estas dificultades para que aprendan a comunicarse mejor, a resolver conflictos de forma positiva y a relacionarse con mayor confianza, empatía y respeto, favoreciendo así su bienestar emocional y social
Terapia individual en adultos
Ofrecemos intervención individual para adolescentes y adultos para abordar dificultades relacionadas con ansiedad, problemas afectivos, baja autoestima, dificultades en las relaciones sociales, autorregulación emocional, trauma, neurodivergencia o mala relación con la comida entre otras dificultades.
APEGO Y TRAUMA
El apego afectivo es el vínculo emocional profundo que se establece entre un niño y sus figuras de cuidado, generalmente los padres o cuidadores principales. Este vínculo proporciona seguridad, protección y una base desde la cual el niño puede explorar el mundo, aprender a regular sus emociones y desarrollar relaciones saludables en la vida adulta.
Cuando este apego se desarrolla de manera segura, el niño aprende a confiar en que sus necesidades serán atendidas y se siente cómodo expresando emociones y buscando apoyo cuando lo necesita. Sin embargo, cuando el apego no es seguro, pueden aparecer patrones de apego inseguro que afectan la manera de relacionarse con los demás en la infancia, adolescencia y adultez.
Existen varios tipos de apego inseguro:
- Apego evitativo: el niño aprende a reprimir o ignorar sus necesidades emocionales, evitando depender de los demás. Como adulto, puede mostrar dificultades para confiar, mantener distancia emocional o evitar la intimidad.
- Apego ansioso o ambivalente: el niño experimenta inseguridad sobre la disponibilidad de sus cuidadores, alternando entre buscar cercanía y mostrarse preocupado por el rechazo. En la adultez, esto se traduce en dependencia emocional, miedo al abandono y relaciones inestables.
- Apego desorganizado: se produce cuando el niño recibe respuestas inconsistentes, negligentes o incluso traumáticas de sus cuidadores. Esto genera confusión y miedo en el niño, y en la adultez puede manifestarse en conductas contradictorias, dificultades para regular emociones y relaciones caóticas o intensamente conflictivas.
Comprender el tipo de apego de origen ayuda a identificar patrones emocionales y relacionales, y es un primer paso fundamental en la intervención psicológica para construir vínculos más seguros y satisfactorios en la adultez.
Ayudamos a adultos que tienen dificultades para confiar, conectar y mantener relaciones afectivas saludables.
Estas dificultades pueden tener su origen tanto en experiencias tempranas, como un apego inseguro en la infancia, traumas, abandono o negligencia, como en experiencias posteriores, incluyendo rupturas dolorosas, violencia o falta de modelos positivos de relación.
Los adultos con problemas de vínculo afectivo suelen experimentar miedo al abandono o al rechazo, dificultad para confiar en los demás, sentimientos de vacío o soledad y ansiedad en relaciones íntimas. A nivel relacional, pueden mostrar relaciones inestables, evitación de la intimidad, dependencia emocional, celos excesivos o dificultades para comunicarse y resolver conflictos.
A nivel personal, es frecuente la baja autoestima, la autocrítica constante, problemas para regular emociones intensas y, en algunos casos, riesgo de depresión, ansiedad o uso de sustancias como mecanismo de compensación.
Nuestro enfoque terapéutico se centra en ofrecer herramientas prácticas y sostenibles para mejorar la calidad de vida emocional y relacional.
PROBLEMAS AFECTIVOS Y DE ANSIEDAD
Ofrecemos atención especializada para adultos que enfrentan dificultades emocionales, baja autoestima, depresión, ansiedad u otros trastornos del estado de ánimo. Sabemos que estas condiciones impactan no solo el bienestar personal, sino también las relaciones, el rendimiento laboral y la calidad de vida en general.
Trabajamos:
- Evaluación rigurosa de síntomas emocionales: tristeza persistente, pérdida de interés, irritabilidad, fatiga, preocupaciones constantes, tensiones físicas vinculadas a la ansiedad, etc.
- Terapias basadas en evidencia: enfoques cognitivo-conductuales, psicoeducación, manejo del estrés, regulación emocional, técnicas de relajación, terapia interpersonal, entre otros.
- Adaptación personalizada: diseñamos el plan terapéutico según tu historia, tus recursos, tu ritmo, y tus metas personales.
- Desarrollo de estrategias prácticas: habilidades para afrontar pensamientos intrusivos, técnicas de relajación, reestructuración cognitiva, hábitos de vida saludables (sueño, ejercicio, descanso), herramientas para mejorar la autocompasión, la asertividad y la comunicación emocional.
- Acompañamiento continuo y seguimiento: para asegurar la transferencia de lo aprendido al día a día y promover la resiliencia.
Estamos comprometidos a darte un espacio seguro, profesional y humano. Trabajamos para que puedas recuperar tu equilibrio emocional, aprender a gestionar la ansiedad y los pensamientos negativos, restaurar relaciones personales y sociales más saludables. Y redescubrir propósitos, motivación, sentido y bienestar.
GESTIÓN EMOCIONAL Y AUTOESTIMA
En la adultez, la gestión emocional resulta clave para el bienestar personal, la salud mental y la calidad de las relaciones. Buscamos que las personas reconozcan y comprendan sus emociones, incluso las más complejas como la frustración, la culpa o la ambivalencia, entendiendo que todas cumplen una función y ofrecen información valiosa.
Un aspecto fundamental es la expresión adecuada: aprender a comunicar lo que se siente de forma clara, respetuosa y sin agresividad, fortaleciendo así la convivencia familiar, social y laboral. Junto a ello, la regulación emocional permite manejar la intensidad de estados como el enojo, el estrés o la ansiedad mediante técnicas de respiración, relajación, mindfulness y el fortalecimiento de la tolerancia a la frustración.
También se fomenta la empatía y las habilidades sociales, esenciales para comprender a los demás, resolver conflictos pacíficamente y construir vínculos sanos. Otro eje importante es el fortalecimiento del autoconcepto y la autoestima, alentando a la persona a reconocer sus logros y cualidades sin caer en comparaciones destructivas.
Además, trabajamos en la prevención, detectando tempranamente señales de dificultad emocional que podrían derivar en depresión, ansiedad o agotamiento. A partir de diferentes estrategias y herramientas, facilitamos a las personas para promover una vida más satisfactoria.
NEURODIVERGENCIA
En nuestro centro entendemos la neurodivergencia como una manera única y valiosa de estar en el mundo. Siguiendo la línea de la psicóloga e investigadora Isabel Paula, reconocemos que gran parte del malestar que viven muchas personas neurodivergentes no proviene de su forma de pensar o sentir, sino de la incomprensión, la falta de apoyos adecuados o la presión por encajar en entornos rígidos. Su trabajo nos inspira a poner en el centro el bienestar emocional, la validación de la identidad y la prevención del trauma relacional que tantas veces acompaña a estas experiencias de vida.
Al mismo tiempo, integramos las aportaciones del especialista belga Peter Vermeulen, creador del programa H.A.P.P.Y. (Happiness in Autism Personal Project for Young People). Este enfoque se centra en diseñar planes personalizados que promueven la felicidad y el bienestar de cada persona, adaptando actividades y estrategias a su modo particular de procesar el mundo. H.A.P.P.Y. no busca “corregir” lo que no encaja, sino identificar fortalezas, potenciar recursos y favorecer aquello que realmente aporta sentido y satisfacción.
Nuestro trabajo se basa en tres pilares:
- Comprensión y aceptación: reconocer la diversidad neurológica como una diferencia, no como un déficit.
- Prevención y cuidado emocional: atender al impacto que generan la incomprensión, el estrés y las experiencias de rechazo.
- Bienestar personalizado: acompañar a cada persona a descubrir qué le ayuda, qué le hace feliz y cómo construir un proyecto de vida pleno y auténtico.
De esta forma, ofrecemos un acompañamiento respetuoso, flexible y adaptado, que integra lo mejor de la investigación actual con una mirada profundamente humana.
Terapia de grupos
En la infancia y la adolescencia, aprender a relacionarse con los demás es tan importante como aprender a leer o escribir.
Las habilidades sociales permiten a niños y jóvenes comunicarse, expresar lo que sienten, resolver conflictos y construir vínculos sanos y fuertes. Sin embargo, no siempre este proceso resulta sencillo: algunos presentan timidez excesiva, dificultades para integrarse en el grupo, problemas de comunicación o conductas que generan rechazo en sus compañeros.
En nuestro centro trabajamos estas dificultades desde una intervención psicológica adaptada a la edad y las necesidades de cada niño o adolescente.
Nuestro objetivo es dotarles de recursos para que puedan:
• Mejorar la comunicación y la expresión de emociones.
• Desarrollar la empatía y la capacidad de ponerse en el lugar de los demás.
• Aprender a resolver conflictos de manera pacífica y constructiva.
• Fortalecer la autoestima y la seguridad en las interacciones sociales.
• Practicar conductas prosociales como compartir, cooperar o pedir perdón.
La intervención se realiza con grupos reducidos de 2 a 4 niños con niveles parecidos de desarrollo y comunicación para facilitar la interacción, la confianza y la cooperación.
Trabajamos con técnicas prácticas y dinámicas, como juegos, role-playing, cuentos, trabajo grupal y ejercicios de reflexión, lo que facilita que los niños y adolescentes aprendan de forma vivencial y motivadora estrategias útiles para su día a día, como iniciar y mantener conversaciones, detectar situaciones de acoso o usar el humor de forma adecuada.
Así facilitamos el aprendizaje e integración de distintas herramientas y estrategias para que puedan usar en los diferentes contextos de su vida.
Asesoramiento e intervención en contexto natural
Ofrecemos una intervención en el propio contexto natural, donde evaluamos y seleccionamos las herramientas, estrategias y materiales más adecuados para que la familia pueda utilizarlos en su día a día.
Acompañamos y guiamos en todo el proceso de aprendizaje, ofreciendo apoyo cercano para que puedan poner en práctica lo trabajado y transformarlo en experiencias prácticas y vivenciales.
De este modo, contribuimos a mejorar tanto la calidad de vida como la convivencia familiar, favoreciendo un entorno más armonioso y enriquecedor.
Sesiones Online
Ofrecemos la posibilidad de hacer las sesiones online, con más flexibilidad horaria y evitando así desplazamientos en largas distancias.
Coordinación y asesoramiento con familias, escuelas y otros profesionales
Hacemos coordinación del caso, compartiendo el plan de objetivos, materiales y recursos prácticos con el colegio o instituto, con otros profesionales y con las familias, con reuniones trimestrales.
Así nos aseguramos que el trabajo no queda solo en las sesiones de terapia, sino que se facilita el aprendizaje en todos los contextos y nos ponemos de acuerdo con todos los referentes del caso para cubrir las necesidades que se presentan en cada ámbito.
Grupos de padres y madres
Un sábado al mes ofrecemos un espacio de acompañamiento y formación para familias de niños y niñas con neurodivergencia para compartir y aprender a partir de casos reales.
Se proponen temas de interés para ofrecer herramientas y estrategias prácticas y compartir las dudas o necesidades de las familias.
Los grupos están divididos en función de la edad y momento vital de los niños (edad infantil, adolescencia…).

Evaluación, observaciones y redacción de objetivos
Ofrecemos sesiones de evaluación y observación de casos para crear un plan de objetivos y ofrecerlos a la familia para que obtengan estrategias, recursos y herramientas prácticas para trabajar en los distintos contextos del niños o niña.
En todo el proceso hay el acompañamiento de la familia para poder observar la práctica clínica y resolver las dudas o ajustar los objetivos según sus necesidades.
Formaciones
Ofrecemos formaciones dirigidas a colegios, institutos, entidades y centros que deseen capacitar a sus equipos o familias en diversas áreas relacionadas con el neurodesarrollo. Nuestro objetivo es brindar estrategias prácticas y aplicables en el día a día.

Supervisiones
Realizamos sesiones de supervisión online dirigidas tanto a profesionales como a familias que necesitan un espacio seguro para compartir inquietudes, resolver dudas y encontrar orientación en relación con casos concretos.
En estas sesiones, ofrecemos acompañamiento especializado que permite analizar cada situación de manera individualizada, favoreciendo la comprensión y la toma de decisiones adecuadas.
Además, proporcionamos materiales, estrategias y herramientas prácticas que pueden aplicarse directamente en el día a día, con el fin de facilitar el trabajo de los profesionales y mejorar la convivencia, el aprendizaje y el bienestar de las familias.